dijous, 31 de juliol del 2008

mi desierto consentido

Sentada con los pies colgando al borde de mi desierto recuerdo la tarde que pasamos juntos, nos bañamos en el ocre, en el rojo, en la arena cálida de tus mejillas mientras con dulzura el viento acariciaba mis sentidos. Tu recuerdo se me hace nostalgia, me obligaste a despedirme del ayer tras la hermosa puesta de sol, brotaron lágrimas de despedida, de reencuentro. Desastaste nudos, arrancaste gruesas cuerdas y nuestros caminos emprendieron huellas, mis huellas en tu arena, las tuyas… las tuyas en mi ser.

Hoy sigo bailando cada anochecer mientras mi corazón descansa en la arena fresca de la noche y sueño con sueños eternos de amor incondicional. Observo el fuego que sigue vivo alimentando el calor de la noche, del futuro, del reencuentro entre dos amores imposibles bajo el manto estrellado.

Me embrujaste el cuerpo, te apoderaste de mi alma, enamoraste mis sentidos y aquí, sentada con los pies colgando espero que vuelvas a mí, espero volver a Wadi Rum y es que mi desierto no es un desierto cualquiera, es un desierto especial, es mi desierto con sentido…